lunes, enero 25, 2010

Abriendo los brazos

Un viaje, tres días en la tierra que a uno lo vió nacer solo que en esta ocasión todo fue distinto. Materialmente ya no existe "hogar", no hay cuarto propio, no hay llaves de puertas, solo recuerdos. Supongo que ahora mi casa es esta, lo ha sido desde que llegué pero ahora me quedó el compromiso personal de buscar eso que ahora me doy cuenta perdi. Muchos sentimientos encontrados, nudos en la garganta, al tiempo dicen y al tiempo me entrego. "Ahora me puedo aguantar más las lágrimas que antes" le digo a mi compañero de camino, no sé si es bueno o malo, solo sucede, puede que sea la madurez o el blindaje que uno construye al crecer pero la única realidad es que algo que era tan natural ya no está.

No hay necesidad alguna de voltear la mirada para atrás, uno no sabe lo que la sendera tiene para uno, solo se encamina y aprieta el paso, solo cierras los ojos y vives la aventura de no saber el destino, casi corriendo, corriendo para estar en la velocidad adecuada para levantar el vuelo como lo hace el avión.

Soy un avión, estiro los brazos, siento el aire que va en contra mía pero es el mismo que más tarde me apoyará para salir disparado. Aqui de nuevo en la ciudad donde no hay calma, en donde todo rápido, en calles donde uno puede agarrar sueños como si se tratarán de flores en un jardín. Muchas miradas, muchas experiencias, muchos olores, muchas ilusiones, muchos proyectos.

Ayer dormí en el sur, hoy lo hago en el centro y mañana...mañana ya veremos.