Aquí una rolita que podría servir de soundtrack mientras leen mi relato y de la cual estoy un cuanto tanto clavado.
El teléfono suena, bueno no recuerdo si era el teléfono lo que me despertó o algún otro ruido, ya con el ojo abierto mi primera reacción siempre ha sido ver el reloj de mi costado...
-La puta madre!!! son las 10:10.
Me levanto rápidamente para ponerme mi uniforme, apurado y mentando madres repaso mi rutina en menos de 5 minutos para salir corriendo por las calles mientras marcaba un teléfono. Así es, se me hizo tarde para el trabajo donde se supone que debería de estar a las 10 por lo menos. Mientras corría hablaba al trabajo para decir una más de las mentiras "Ayer me quedé a dormir en la casa de una tía en la colonía clavería y calculé mal el tiempo". Esquivando gente en el eje central, saltando banquetas y rogando que los semáforos me hicieran justicia, así fue mi mañana de sábado (realmente es una ventaja que tu lugar de labor esté a 10 minutos de tu casa). Llegué con la respiración entrecortada a tratar de explicar lo sucedido, el castigo fue media hora de comida cosa que acepte ya que otros no corren la suerte que yo y los regresan a sus hogares como reprenda de su tardanza.
Fue un día no muy productivo causado por la tranquilidad de haber cubierto mi cuota días antes, esperaba la respuesta a mi situación, porque era 31 y se cumplían los 3 meses de entrenamiento. ¿Será mi último día o me darán la plaza?...
Comí de la misma manera en que reaccioné después de ver la hora, rápido. Ya llegando la hora del cierre venía el nuevo acomodo de la gente en los departamentos. Al parecer hubieron tres bajas en el personal ... una cajera y dos vendedores. Ahora yo era el nuevo encargado de damas, pero debo confesar que por una pequeña plática con uno de los digamos encargados de oficina de la tienda ya sabía que me quedaría. La charla fue más o menos así:
-¿Oye G.. que onda conmigo, porque hoy se terminan mis tres meses de entranamiento?
-Ah si verdad, no te habíamos dado las gracias.
A lo que yo respondí con un...
-¿Qué paso G..? -con tono que aprendía a usar en la tienda que demuestra sorpresa como ironía
-No es cierto, te vamos a dar la plaza - mientras reia y yo también.
Por eso la noche llegó de manera serena pero no por eso con sorpresas por las bajas en dicho comercio. Mi regreso fue bueno pero con las prisas olvidé sacar mi ipod, ustedes lo saben la música te hace mejor la vida. Ahora tomando una chelita y descansando pienso en lo logrado y no puedo evitar sentirme orgulloso.
El quedarme dormido no es algo que suceda con frecuencia, supongo que el haberme acostado a las 4 de la mañana el día jueves por falta de sueño cobró factura. Odio llegar tarde a cualquier lugar, ser impuntual no es una de mis cualidades por fortuna. Así fué mi sábadito , veloz en ciertos momentos y pausado en otros.
El teléfono suena, bueno no recuerdo si era el teléfono lo que me despertó o algún otro ruido, ya con el ojo abierto mi primera reacción siempre ha sido ver el reloj de mi costado...
-La puta madre!!! son las 10:10.
Me levanto rápidamente para ponerme mi uniforme, apurado y mentando madres repaso mi rutina en menos de 5 minutos para salir corriendo por las calles mientras marcaba un teléfono. Así es, se me hizo tarde para el trabajo donde se supone que debería de estar a las 10 por lo menos. Mientras corría hablaba al trabajo para decir una más de las mentiras "Ayer me quedé a dormir en la casa de una tía en la colonía clavería y calculé mal el tiempo". Esquivando gente en el eje central, saltando banquetas y rogando que los semáforos me hicieran justicia, así fue mi mañana de sábado (realmente es una ventaja que tu lugar de labor esté a 10 minutos de tu casa). Llegué con la respiración entrecortada a tratar de explicar lo sucedido, el castigo fue media hora de comida cosa que acepte ya que otros no corren la suerte que yo y los regresan a sus hogares como reprenda de su tardanza.
Fue un día no muy productivo causado por la tranquilidad de haber cubierto mi cuota días antes, esperaba la respuesta a mi situación, porque era 31 y se cumplían los 3 meses de entrenamiento. ¿Será mi último día o me darán la plaza?...
Comí de la misma manera en que reaccioné después de ver la hora, rápido. Ya llegando la hora del cierre venía el nuevo acomodo de la gente en los departamentos. Al parecer hubieron tres bajas en el personal ... una cajera y dos vendedores. Ahora yo era el nuevo encargado de damas, pero debo confesar que por una pequeña plática con uno de los digamos encargados de oficina de la tienda ya sabía que me quedaría. La charla fue más o menos así:
-¿Oye G.. que onda conmigo, porque hoy se terminan mis tres meses de entranamiento?
-Ah si verdad, no te habíamos dado las gracias.
A lo que yo respondí con un...
-¿Qué paso G..? -con tono que aprendía a usar en la tienda que demuestra sorpresa como ironía
-No es cierto, te vamos a dar la plaza - mientras reia y yo también.
Por eso la noche llegó de manera serena pero no por eso con sorpresas por las bajas en dicho comercio. Mi regreso fue bueno pero con las prisas olvidé sacar mi ipod, ustedes lo saben la música te hace mejor la vida. Ahora tomando una chelita y descansando pienso en lo logrado y no puedo evitar sentirme orgulloso.
El quedarme dormido no es algo que suceda con frecuencia, supongo que el haberme acostado a las 4 de la mañana el día jueves por falta de sueño cobró factura. Odio llegar tarde a cualquier lugar, ser impuntual no es una de mis cualidades por fortuna. Así fué mi sábadito , veloz en ciertos momentos y pausado en otros.