Bocanada

Con cada momento de valor, con cada día que mejora mi diagnóstico parece regresar. Paso a paso, la mirada más firme, el caminar más alegre, la sonrisa más despreocupada, los labios más sueltos y libres. Los gustos se acercan uno a uno como palomas en el parque dispuestas a superar el miedo a estar entre humanos con el único fin de comer las migajas. Asi todo regresa.

El corazón salta como antes lo hacia, la mente sigue igual de loca pero sabe que tiene que regresar a la cordura de vez en cuando y las fobias han dejado su rol de enemigas para convertirse en lo contrario. Es así que llega la bocanada y aunque no debemos celebrar ese tipo de querencias, si debemos alegrarnos por otro tipo de resultados que arroja el tomar una decisión de ese tipo. Como el hecho de ya no permitirle al miedo controlar las acciones y es ahí donde entra la sonrisa de alguién que logro lo que buscaba en un principio, es ahí cuando celebro mi regreso, mi victoria, mi reconstrucción, mi evolución.

Y aunque muchas cosas vuelven, otras tengo la certeza que nunca lo harán. Es así como festejo la claridad de mente porque poco a poco descubro lo que alguna vez confundi. Estoy en el camino correcto y eso se siente. Así es como regreso.